TRIDUO AL ESPÍRITU SANTO PARA PEDIR SUS FRUTOS
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Espíritu Santo, luz de las almas,
consolador supremo, fortaleza invencible que santificas todo lo que tocas!
¡Ven a derramar sobre nuestros
corazones el fuego del amor divino para que consuma en ellos toda escoria de
pecado y queden limpios, capaces de reflejar tu imagen!
Danos también todas las gracias que
necesitamos para salvar nuestras almas y las de nuestros hermanos.
Te consagramos con todo el corazón y
para siempre nuestros pensamientos, voluntad, afectos y cuanto somos, sin
reserva alguna, para que dispongas de nosotros a tu mayor gloria.
Nada podemos; muy pobres somos de
virtudes; pero contigo y en ti venceremos a todos los enemigos para alabar y
bendecir a la Trinidad Santísima por toda la eternidad. Amén.
SEGUNDO DÍA
¡Oh Divino Espíritu! ¿Quién más bueno
que tú?, "¡Sólo Dios es bueno!" Mc 10, 18; Lc 18, 19 dijo Jesús
a su paso por la tierra. ¡Y tú eres la tercera persona divina de ese Dios tres
veces santo y mil veces Padre!
Tu bondad no tiene límites; todo lo
perdonas, lo olvidas, lo cubres, ¡oh caridad infinita! Dame pues, hoy, ¡oh
Santo Espíritu!, el fruto de la *bondad.* "Esa bondad es la porción más
noble de nosotros mismos es algo que tiene más de Dios que del hombre; porque
la bondad lo dulcifica todo, suaviza las pasiones y convierte en flores las
espinas de la vida".
"El carácter de Dios, por
decirlo así, su temperamento es ser bueno y *darse;* y todos los sucesos de la
vida no son sino una serie de medios por los cuales se pone a nuestro
alcance".
*La benignidad y la mansedumbre*
brotan de un alma buena, dulce, mansa, amorosa, y tierna para cuantos la
rodean. Frutos todos de la caridad de Dios, que se transforma en bien del
prójimo.
El alma que posee la caridad al
prójimo -prueba evidente de que su amor de Dios es verdadero- será la que no
abriga egoísmo, sino que, a imitación de Dios, tiende a dar y a comunicar su
incendio, aquel fuego que la abrasa y consume, en *bien de los demás.*
Espíritu Santo, dame hoy por
intercesión de María, la bondad, la benignidad, y la mansedumbre para con ellos
trabajar en la vida y lograr una eterna felicidad en el cielo.
Amén.
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