TRES GRANDES PROMESAS DE
JESÚS
Jn 14,17
I
"Vosotros conoceréis al
Espíritu Santo, porque mora con vosotros y en vosotros está". Jn 14, 17
Jesús
en su bondad hizo tres promesas acerca del Espíritu: lo conocerán, morará en ustedes y en ustedes estará. Nos invita a
meditarlas con amor y gratitud.
“...vosotros conoceréis al
Espíritu Santo”, y ciertamente, le conocemos por dicha nuestra:
le sentimos, aspiramos y respiramos; nos cerca, nos envuelve, nos penetra y más
íntimamente unido está con nosotros que nosotros mismos.
Ese
divino Espíritu me ha hecho conocer al Padre juntamente con el Verbo, de los
cuales es el lazo de amor fecundísimo, aunque persona distinta de Ellos, pero
con su misma substancia, voluntad y perfección.
En
el Bautismo, en la Confirmación, en la Reconciliación, en la Eucaristía ha
venido a nosotros y tomado posesión de su pobre morada: me conoce y le conozco.
¡Sí,
Jesús, sí que le conozco por beneficio tuyo! ¿Cómo corresponderemos a semejante
favor...?
II
Jesús
promete que el Espíritu Santo morará con
los suyos, que tenemos la dicha de formar su Cuerpo místico, es decir, su
Iglesia.
El
Espíritu Santo dirige a la Iglesia, que salió del Corazón de Jesús formado por
el Espíritu Santo con todos los dones, gracias y carismas que fluyen de su
amor; la gobierna por los Concilios y asiste muy especialmente a los obispos y
a los sacerdotes.
"Sin
el Espíritu Santo no habría Iglesia, ni sacerdotes, ni sacramentos en ella:
desde lo más alto hasta lo íntimo, todo es obra del Espíritu Santo, de la
persona del amor".
III
"El Espíritu Santo
estará en vosotros". Jn 14, 16 -dijo
Jesús-. Es el Alma de nuestras
almas, dirige cada una en particular y trabaja eficaz y activamente con su
gracia.
No
sólo debe dirigir el Espíritu Santo nuestro cuerpo, su templo vivo, sino
también nuestra alma.
¡Felices
nosotros con ese Espíritu Santo, que desde el principio del mundo convirtió en luz
las tinieblas! Pidámosle que ilumine y guíe nuestra vida, para que se disipen
las sombras que nos envuelven.
ORACIÓN
¡Santo Espíritu, ilumina los ojos de mi alma
para conocerte más y extender tu reinado en unión de María.
Mora
en nosotros, para que estés en nosotros. Danos tu fortaleza y la paciencia para
sonreír en las contrariedades de la vida, llevando con paz y por amor la cruz
de cada día.
Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.