EL ESPÍRITU SANTO PROMETIDO
A LA ORACIÓN
Lc 11, 13
I
Jesús
promete a sus Apóstoles que "el
Padre les dará el Espíritu Santo si lo piden". Lc 11, 13
Jesús
se despedía de sus Apóstoles, hablando
siempre del Espíritu Santo; con su Corazón conmovido porque iba a dejarlos
huérfanos; pensando en un consolador para ellos, en el Paráclito que les
endulzara el dolor de su ausencia, y los preparara a las persecuciones, suplicios
y cárceles haciendo rebosar de júbilo sus corazones con el Espíritu Santo.
"Promesa del
Padre" Lc 24, 49, llama san Lucas a la venida del Espíritu
Santo, porque es la realización de todos los planes de la bondad de Dios para
con los hombres.
La
fe nos enseña que el Espíritu Santo está atento y pendiente de cada uno de
nosotros, que nos sigue a todas partes, que "habita
en nuestros corazones" Rm 8,11, que quiere hacernos santos. Entonces,
¿cómo no serlo, si lo tenemos más cerca que nosotros mismos? ¿Cómo languidecer
en la vida espiritual, si llevamos con nosotros a la misma actividad?
II
Jesús
da a los Apóstoles el Espíritu Santo
como consolador: "Conviene que Yo me
vaya, porque si no me voy, el Espíritu Santo no vendrá". Jn 16,7
Jesús,
por el Espíritu Santo, escoge a sus Apóstoles de entre las multitudes, y se
goza en su sencillez; más tarde, les comunica sus poderes y con ellos "edifica el Cuerpo místico del cual él
es la Cabeza" Col 1, 18.
El
Espíritu Santo es el soplo fecundo de Amor que da vida a la Iglesia. Es él
quien da fuerza para vivir la nueva ley del Amor... Es el Espíritu quien da a
la Iglesia la gracia para el ministerio de la salvación: la infalibilidad, la
perseverancia, el sacerdocio, el poder de perdonar los pecados; todo pertenece
a la misión visible del Santo Espíritu.
El
Espíritu Santo es el corazón de la Iglesia pues la diviniza y une: "es el
Alma" que la vivifica; y canta en su liturgia: "por el Espíritu Santo
todo su cuerpo es vivificado y santificado".
El
Espíritu Santo es el alma del Cuerpo místico, el que infunde todas las virtudes
a los apóstoles, a los mártires, a las vírgenes, a todos los santos.
III
Desde
el Bautismo renace el hombre por el agua y el Espíritu Santo: "Serán bautizados con el Espíritu
Santo" Hch 1,5.
En
la Confirmación, con el santo crisma
recibimos el sello del Espíritu Santo,
porque este sacramento viene a ser el Pentecostés de cada cristiano.
Si
hemos pecado, el sacerdote nos reconcilia
con Dios, con el poder que recibió del
Espíritu Santo.
En
la Unción de los enfermos, la
Iglesia derrama el aceite y ruega por el enfermo, en nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo.
En
la Eucaristía recibimos el Cuerpo de
Jesús formado por el Espíritu Santo.
El
Matrimonio es santificado por la
gracia del Espíritu Santo; y en el Orden sacerdotal, al imponer las manos
el Obispo quiere significar cómo el Espíritu
Santo imprime un carácter nuevo e indeleble.
Las
últimas palabras de Jesús al subir al cielo en su gloriosa Ascensión fueron: “A vosotros no os toca conocer el tiempo y
el momento que ha fijado el Padre con su propio poder. Pero recibiréis la
virtud del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en
Jerusalén, en Samaria y hasta los confines de la tierra". Hch 1, 7-8
¡Que
venga a nosotros ese Espíritu Santo,
luz indeficiente, centro de toda dicha, que anhelamos ser sus apóstoles, su
"FAMILIA" en la tierra, su ejército de paz, de caridad, para ser
testigos del Verbo hecho carne! ¡Seamos luz para el mundo con la devoción y el
reinado del Espíritu Santo y, con
ella la alegría, la dicha y la paz de la verdad!
ORACIÓN
¡Oh
Espíritu vivificador, que rebosas en piedad para los hombres!, ¡quiero vivir
siempre en tu presencia para "amarte y hacer que seas amado!".
¡Ven,
oh Santo Espíritu, a renovar todas las cosas en Cristo!
Con
tu benéfica influencia se renovarán las sociedades, se levantará la Cruz con el
Corazón de Cristo en su centro para la salvación de la humanidad.
¡Hazlo
así, Jesús divino. Fruto precioso del
Espíritu Santo; tú que eres "el amor de la Trinidad para el
hombre"!
¡Envía
un nuevo Pentecostés a la tierra, y que sea consagrada al Espíritu Santo!
Todo
por María, esposa del Espíritu Santo.
Amén.
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