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Congregación Cuerpo y Sangre de Cristo

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BOGOTA, D.C. Calle 78 # 76-26 Barrio la Granja, Cundinamarca, Colombia
Horario de Eucaristías de 2018: Miércoles 5:00 p.m.; Jueves 7:00 a.m. y 5:00 p.m.; Viernes 7:00 a.m. y 5:00 p.m.; Sábado 7:00 a.m.; Domingo 7:00 a.m.- 10:00 a.m.- 5:00 p.m. ENLACE SANTÍSIMO EN LINEA https://www.churchservices.tv/navan

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sábado, 3 de junio de 2017

PREPARACIÓN PENTECOSTES JUNIO 3 DE 2017

SEPTENARIO AL ESPÍRITU SANTO PARA PEDIR SUS DONES




ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS


DÍA SÉPTIMO - DON DE TEMOR DE DIOS

¡Oh Espíritu consolador, bondad inefable, que suavísimamente abrasas las almas en fuego celestial! Aquí venimos tus hijos a implorar tu protección poderosa y todos tus dones, para emplearlos en saber amar a Jesús.

Ven a nuestra inteligencia para que reine en ella la luz purísima de Jesús. Ven a nuestra voluntad para que en ella reine la santidad de Jesús.

Ven a nuestro corazón para que en él reine el amor a Jesús.

Ven, por fin, a nuestro ser, para que lo absorba la vida divina de Jesús. Tú que eres la fuente de gracia, derrámala abundantemente en nuestros corazones.

¡Oh divino Espíritu, fuente de infinita pureza!, límpianos del pecado, renueva nuestras almas en Cristo y escucha propicio las peticiones que ahora te hacemos. 

Amén.

Don de Temor de Dios

El don de temor de Dios no consiste en el miedo a la justicia Divina, sino que basado en el Amor de Dios, teme la ofensa que pueda desagradar a su Amado.

La delicadeza de conciencia es compañera de este santo temor. 

El santo temor es el don del Espíritu Santo que lleva consigo al de sabiduría; porque El que ama la Cruz teme el pecado. 

Como todas las virtudes están ligadas entre su y unas a otras se atraen, igualmente pasa con los dones, que están todos en más o menos grados. 

El alma que posee el temor de Dios no peca, la impulsa solo el amor, huye de todo mal solo por no disgustarlo, por ser Quien es digno de toda alabanza y adoración.

Al temor de Dios lo acompaña siempre la contrición. 

Dios teme el pecado, porque ama al pecador. Jesús te el pecado, no tanto porque lo crucifica, sino por la ofensa que recibe la divinidad; el ver ofendido a su Padre cuya grandeza no puede el hombre llegar a comprender, en eso consiste su dolor. 

De la misma manera el alma, en cuanto sea capaz, debe temer el pecado, no por el castigo, sino *por ver ofendido a su creador y amorosísimo Padre*. Este debiera ser el dolor del pecado, dolor sublime, digno de gracias infinitas. 

¡Oh Espíritu Divino!, danos la gracia del verdadero temor de Dios, el cual, *por puro amor* y no por miedo, se lanza a evitar el pecado, en alas de la más pura caridad. Amén. 

ORACIÓN FINAL

¡Oh Espíritu Santo, benigno y consolador que te complaces en aliviar nuestros males!

¡Oh fuego celestial que fecundizas cuanto tocas!, ¡ven a extender por todo el mundo el amor a la Cruz! Derrama sobre nosotros tu suave unción; suscita vocaciones de laicos, religiosos y sacerdotes. Presérvanos de todo mal y llénanos de celestiales riquezas. Amén.

JACULATORIA

Crea en mí, ¡Dios mío!, un corazón puro y renuévame por dentro con espíritu firme.


viernes, 2 de junio de 2017

PREPARACIÓN PARA PENTECOSTES JUNIO 2 DE 2017

SEPTENARIO AL ESPÍRITU SANTO PARA PEDIR SUS DONES





ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS


DÍA SEXTO - DON DE PIEDAD

¡Oh Espíritu consolador, bondad inefable, que suavísimamente abrasas las almas en fuego celestial! Aquí venimos tus hijos a implorar tu protección poderosa y todos tus dones, para emplearlos en saber amar a Jesús.

Ven a nuestra inteligencia para que reine en ella la luz purísima de Jesús. Ven a nuestra voluntad para que en ella reine la santidad de Jesús.

Ven a nuestro corazón para que en él reine el amor a Jesús.

Ven, por fin, a nuestro ser, para que lo absorba la vida divina de Jesús. Tú que eres la fuente de gracia, derrámala abundantemente en nuestros corazones.

¡Oh divino Espíritu, fuente de infinita pureza!, límpianos del pecado, renueva nuestras almas en Cristo y escucha propicio las peticiones que ahora te hacemos. 

Amén.

Don de Piedad

El don de piedad lleva consigo los dos amores el de Dios y el del prójimo en grado eminente, y por ambos amores el alma se sacrifica; él conduce a la santidad y a la unión con el Espíritu Santo que lo produce, lleva muchas virtudes en su seno y hace además que se practiquen.

La verdadera piedad no consiste en las prácticas exteriores solamente, sino en un fondo de inmolación generosa que unifica nuestra voluntad con la de Dios: la piedad que procede del Espíritu Santo está basada en la Cruz. Huye de todo lo que pueda encumbrarla y se oculta en la oscuridad de las virtudes; allí brilla el don y crece sin obstáculos.

En el don de piedad está el asiento del *amor y del dolor.* No se queda en el deseo de la santidad, se lanza al fondo de la vida espiritual y ama con amor activo, que la lleva hasta el sacrificio por el Amado.


La verdadera piedad es desinteresada, no tiene envidia ni murmura; su amor al prójimo es auténtico y en él impera el perdón y todas las obras de misericordia.

Por el don de piedad el alma busca como combustible la  mortificación y la penitencia que la purifique y la prepare a la unión con Dios.

¡Si el Espíritu Santo encontrara corazones para enviarles sus dones!, la farsa de la piedad es la que reina en el mundo; el camino de la Cruz es el único que conduce al cielo.

El don de piedad aviva el fuego del amor activo y con esa fuerza divina el alma es capaz de los más encumbrados actos de sacrificio.

El primer carácter de la verdadera piedad es el *amor,* manifestado en todos los detalles de nuestra vida.

El segundo es el *respeto.* El tercero es la *sumisión.* 

¡Oh Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo!, por tu Verbo concédenos el don de piedad, que nos haga arder en celestial incendio de caridad.

Queremos subir por la Cruz al Corazón de Cristo que tanto amamos. Amén.

ORACIÓN FNAL

¡Oh Espíritu Santo, benigno y consolador que te complaces en aliviar nuestros males!

¡Oh fuego celestial que fecundizas cuanto tocas!, ¡ven a extender por todo el mundo el amor a la Cruz! Derrama sobre nosotros tu suave unción; suscita vocaciones de laicos, religiosos y sacerdotes. Presérvanos de todo mal y llénanos de celestiales riquezas. Amén.

JACULATORIA

Crea en mí, ¡Dios mío!, un corazón puro y renuévame por dentro con espíritu firme.


jueves, 1 de junio de 2017

PREPARACIÓN PENTECOSTES JUNIO 1 DE 2017

SEPTENARIO AL ESPÍRITU SANTO PARA PEDIR SUS DONES




 ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Espíritu consolador, bondad inefable, que suavísimamente abrasas las almas en fuego celestial! Aquí venimos tus hijos a implorar tu protección poderosa y todos tus dones, para emplearlos en saber amar a Jesús.

Ven a nuestra inteligencia para que reine en ella la luz purísima de Jesús. Ven a nuestra voluntad para que en ella reine la santidad de Jesús.

Ven a nuestro corazón para que en él reine el amor a Jesús.

Ven, por fin, a nuestro ser, para que lo absorba la vida divina de Jesús. Tú que eres la fuente de gracia, derrámala abundantemente en nuestros corazones.

¡Oh divino Espíritu, fuente de infinita pureza!, límpianos del pecado, renueva nuestras almas en Cristo y escucha propicio las peticiones que ahora te hacemos. 

Amén.

DÍA QUINTO - DON DE FORTALEZA

El don de fortaleza lo da el Espíritu Santo solamente a las almas valerosas que saben luchar contra sí mismas. Parece que debiera regalarlo a los débiles, pero es lo contrario: sólo lo regala a las esforzadas, porque a las otras les haría daño y él es la perenne fuente de todo bien.

La fortaleza acude a prestar su auxilio a quien lucha, se sacrifica y perdona.

¿El don de fortaleza, a quién sostiene? Al alma cansada, fatigada y casi rendida en la pelea; es el guardián del corazón puro y valiente en cualquiera prueba, y vela en el dolor y sostiene en el sacrificio. 

El don de fortaleza viene a dar la mano al amor activo y acompaña en la vida espiritual; es la esperanza del soldado de Jesucristo y, con la sonrisa en los labios y la dicha en el alma, la ven llegar todos los que sufren; da valor en el vencimiento propio, y constancia en la lucha.


Este don de fortaleza ¿en dónde está escondido? En la oración. En el Huerto de los Olivos, Jesús quiso descubrir el don de fortaleza al mundo cuando, estando en oración, recibió la divina fortaleza; tres veces la buscó para enseñarnos a pedirla.

María poseyó este don en toda su plenitud, y al pie de la Cruz brilló en ella de una manera admirable. Es tan rico este don de fortaleza, que alcanza para quien se sacrifica la perseverancia final y el cielo.

Feliz quien posee este don, no lo conmueven ni las pasiones, ni los enemigos; es inquebrantable, por la fuerza sobrenatural que lo sostiene, la fuerza divina del Espíritu Santo.

A este don lo acompañan siempre las virtudes teologales, que comunican sus cualidades y efectos a quien lo posee.

¡Es incomprensible a la inteligencia humana este don de fortaleza!

Dánoslo, Espíritu Divino, que necesitamos de tu fortaleza; te prometemos vencernos a nosotros mismos, extirpar los vicios del corazón y estar dispuestos siempre a luchar después de cada tormenta.  “...Los que ponen en ti su confianza? jamás serán confundidos”. Sal 22, 6.

¡Me negaré a mí mismo y tomaré mi Cruz con amor! Cf. Mt 10, 38, ¡que todo lo puedo en Aquel que me conforta! Cf. Flp 4, 13. Amén.  

ORACIÓN FINAL

¡Oh Espíritu Santo, benigno y consolador que te complaces en aliviar nuestros males!

¡Oh fuego celestial que fecundizas cuanto tocas!, ¡ven a extender por todo el mundo el amor a la Cruz! Derrama sobre nosotros tu suave unción; suscita vocaciones de laicos, religiosos y sacerdotes. Presérvanos de todo mal y llénanos de celestiales riquezas. Amén.

JACULATORIA

Crea en mí, ¡Dios mío!, un corazón puro y renuévame por dentro con espíritu firme.