EL ESPÍRITU SANTO VIENE POR
JESÚS
Jn 14, 16-17
I
"Yo pediré al Padre y
les dará otro Paráclito". Jn 14, 16. (El
Cardenal Martini comenta que la palabra “Paráclito” significa: animador,
vivificador, que alienta e impulsa)
Jesús
ruega al Padre que nos envíe "el
Espíritu de Verdad que el mundo no puede recibir porque no lo conoce. Jn 14, 17
El Espíritu Santo
es el Espíritu de verdad que Jesús alcanzó para los hombres al verlos sumergidos
en tantas tinieblas.
Lo
que más falta en nuestro mundo es la verdad; esa verdad, esa claridad completa
que sólo Dios puede dar, pues no podemos alcanzarla por nosotros mismos.
"La
humildad es la verdad"; la sencillez es la verdad; el amor es la verdad;
el Espíritu Santo es la eterna verdad.
Jesús,
en su amor infinito para con el hombre, proclamó la verdad en la Buena Nueva
del Evangelio a los sedientos del agua de la verdad, que volvían los ojos al
cielo para pedirla.
El
Espíritu de la verdad vino a mitigar, enjugar y consolar los dolores ocultos,
las lágrimas, los pesares, las congojas, amarguras y tribulaciones,
enseñándonos a dar el justo valor a los bienes terrenos y trayéndonos la paz a
los corazones.
La
luz de la verdad se difundió plenamente en las almas cuando Jesús suplicó a su
Padre que enviara al Espíritu Santo, Espíritu de verdad y se ofreció como
víctima para merecernos el Divino Espíritu.
¿Hemos
agradecido alguna vez este favor?
II
"El mundo no puede
recibir al Espíritu Santo. Jn 14, 17 (por "mundo" se entiende los que viven
en el pecado) El Espíritu Santo no puede vivir en ellos porque se han hecho
incapaces de recibirlo. No pueden verle con los ojos de la fe: "No le ven ni le conocen".
Queremos
que se derrame en nosotros ese Manantial fecundísimo que es el Espíritu Santo.
¡"Somos su templo vivo"!
¡No
resistamos ya a ese Espíritu de verdad que suavemente se insinúa en nuestros corazones!
Avivemos nuestra fe y seamos dóciles instrumentos en sus manos, recordando frecuentemente
que la docilidad al "Espíritu Santo
es prenda de salvación" Ef 1, 14
Acudamos
a María, para que nos comunique al Espíritu Santo y nos esconda en su Corazón
purísimo.
III
Jesús
indicó dos motivos por los cuales el mundo no
puede recibir al Espíritu Santo. No puede
porque "¡no le ve, no lo
conoce!". Jn 14, 17
Luego,
el remedio está bien indicado: es "conocerlo, estudiarlo, y vivir en
intimidad con él" para descubrirlo en la vida interior y en la oración.
Por
tanto, en adelante dedicaremos nuestra vida a conocerlo y darlo a conocer; a
que las almas gusten de él sin
detenernos ante ningún sacrificio.
Lo
daremos a conocer de palabra, por escrito, por medio de la oración y por una
vida sacrificada, con el ejemplo y con la acción, con cuanto recurso esté a
nuestro alcance.
¿Cómo
lo amarán si no lo conocen, si es un extraño para muchos? ¡Siendo que él es la fuente
de vida, de amor, de gozo y de toda virtud!
Tengamos
al Espíritu Santo un amor generoso.
¡Y no midamos lo que hemos de dar a un Dios que se nos DA SIN MEDIDA!
ORACIÓN
¡Oh
divino Espíritu de verdad enviado para nuestra salvación, bendito seas! Abre
los ojos de nuestro entendimiento para recibir tus luces, para conocer y amar
la verdad.
Haz
que te ame "en espíritu y en
verdad"; Jn 4, 23 para atraer almas que te conozcan, porque si te
conocen no dejarán de amarte.
El
amor atrae y subyuga, y tú, ¡oh Santo Espíritu!, eres ese amor divino y eterno.
¡Ven
a mí y a los que amo, a los que no te conocen para que se enamoren de tu hermosura!
Amén.
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