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Congregación Cuerpo y Sangre de Cristo

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viernes, 5 de mayo de 2017

PREPARACIÓN PARA PENTECOSTES 5 MAYO DE 2017

EL ESPÍRITU SANTO Y LOS APÓSTOLES
Mt 28,19; Lc 24,49; Jn 20,22



I

A los Apóstoles, que son los enviados del Espíritu Santo para la conversión y santificación del mundo, quiso Jesús llamarlos allí mismo donde acababa él de ser ungido, y de recibir su divina misión.
Jesús instruía a menudo a san Pedro y a sus Apóstoles del papel tan importante del Espíritu Santo. Por lo que en los Hechos de los Apóstoles vemos que la primera preocupación de los Apóstoles y de sus discípulos fue dar a conocer al Espíritu Santo al mismo tiempo que a Jesús. ¡Con qué fe y entusiasmo hablaban de ese Santo Espíritu!
Pues así como Jesús amó al Espíritu Santo, amémoslo nosotros y démosle gloria. Obsequiémosle con finura y delicadeza nuestro espíritu, porque también sobre nosotros desciende y descansa para comunicarnos sus gracias.
¡El Don de Dios es él! Por él somos amados del Padre y del Hijo; él es la Ternura increada, el Bien soberano que nos colma de favores sobrenaturales. Por esto quiere establecer en nosotros su morada y su reinado, para que, santificados con su gracia, seamos también sus apóstoles y atraigamos muchas almas a él.

II

Podemos decir que la misión de Jesús fue dar a conocer al Espíritu Santo y comunicarlo a los fieles. Juan Bautista fue precursor de Jesús, el más grande entre los hijos de los hombres, elegido para preparar el camino del Mesías; Jesús, el Hijo de Dios, es precursor del Espíritu Santo para preparar al mundo a recibirlo.
Y ciertamente lo consiguió, porque los Apóstoles ya instruidos por Jesús e inundados por el Espíritu Santo en Pentecostés, hablaban sin cesar de sus dones, de su acción en las almas, de la necesidad de recibirle y de la imposición de las manos, Cf. Mc 6, 5; 8,23; 10, 16,  porque con esta ceremonia instituida por el mismo Jesucristo, comunicaban los Apóstoles el Espíritu Santo a los nuevos fieles convertidos.
Jesús prometió el Espíritu Santo a sus Apóstoles. El Espíritu Santo iluminándolos cambió su cobardía en santo celo. Y entonces, al recordar las enseñanzas del Salvador: "el Espíritu Santo que mi Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará cuanto les he dicho" Jn 14, 26, realizaron prodigios, predicaron al Espíritu Santo y establecieron la Iglesia de la que él es el Alma, la Vida, el Corazón que palpita con las efusiones de la gracia.

III

Recordemos cómo Jesús vino al mundo por el Espíritu Santo; cómo del Espíritu Santo recibió su moción divina. Veamos, llenos de gratitud, cómo llamó a san Pedro, que debería ser el jefe supremo de su Iglesia.
Veamos cómo transformó a sus discípulos por medio del Espíritu Santo; que los Apóstoles fueron constituidos por obra y gracia del Espíritu Santo; que la Iglesia es vivificada y renovada por el Espíritu Santo; que los profetas fueron ilustrados por el Espíritu Santo; por ese divino Espíritu los sacerdotes son ordenados, consagrados los altares, expulsados los demonios y santificadas las almas. (San Juan Crisóstomo)
Para nosotros, si queremos sanar, el Espíritu Santo es Médico que da la salud; si somos pobres, él es nuestro Padre -"Padre de los pobres"-; si tenemos frío, es Calor; si padecemos sed, es Refrigerio; ¡es "Prenda de gloria"!
El Espíritu Santo es el primer Amor -dice san León- y "la caridad de Dios se difunde en nuestros corazones por el Espíritu Santo". Rm 5, 5
¡Acudamos a Él, nuestra Luz y nuestra Vida!


ORACIÓN

¡Santo Espíritu, autor de toda gracia, luz y vida, ilumina mi inteligencia porque quiero ser tu apóstol, abre los oídos de mi alma y mueve mi voluntad para servir a mis semejantes y llevarlos a ti! ¡Ven como suave rocío a empapar la tierra de mi árido corazón!
¡Tú, Soplo de vida, resucítame y enséñame la ciencia de la Cruz para imitar a Jesús, y poder gozar de una eterna dicha!
¡Virgen del alma, no me olvides con el Espíritu Santo!, te ofrezco mis buenas obras del día de hoy para que el Espíritu Santo preserve del error a los niños y los cobije con su benéfica sombra.

Amén.


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