EL ESPÍRITU SANTO CONFÍA A
JESÚS LA MISIÓN DE SALVAR A TODOS LOS HOMBRES
Lc 4, 18
I
"El Espíritu del Señor
me ungió para predicar... a los cautivos... a los ciegos... " Lc 4, 18
a los buenos y a los malos, no sólo a los hijos de Israel, sino a todos los hombres: a los que estaban "sentados a la sombra de la
muerte" Lc 1, 79; a los ciegos que nunca han visto la luz; a los
cautivos que el demonio tiene encadenados...
Son
cautivos los que, aun redimidos por la sangre de Jesús, han perdido su libertad
por el pecado y no quieren corregirse ni arrepentirse, los que no tienen
fuerzas para romper las cadenas del vicio, ni pugnan por salir de la cárcel en
que están encadenados, los que seducidos por las cosas que pasan se olvidan de
las eternas...
¿En
cuál de estos cautiverios estoy aprisionado? Recordemos con san Pablo: "Donde está el Espíritu Santo, está la
libertad". Jn 1, 9
II
Hay
muchos que no ven, que están ciegos para las cosas eternas. Unos están
enteramente ciegos, otros a medias porque no ven con claridad, les falta fe.
Pero afortunadamente hay otros que, unidos al Espíritu Santo, ven: ven con su divina luz que
esclarece y aumenta la fe, porque él es Luz de Luz.
Y
yo, ¿con la luz que he recibido del Espíritu Santo, veo claramente todas las cosas? ¿Sé apreciar el Don de Dios, que es
el mismo Espíritu Santo'? ¿Me falta fe? ¿Me falta amor?...
Señor,
¡que vea! ¡Quiero verte a ti y a todas las cosas dentro de ti!
¡Oh
Santo Espíritu, que destinaste a Jesús para que "iluminara a todo hombre que viene a este mundo", Jn 1, 9 ven y envíanos un rayo de tu luz! ¡Compadécete
de nuestra ceguera y envuélvenos en los rayos de tu luz!
III
Jesús
cumple la misión recibida del Padre por el Espíritu Santo:
1°
Es el consuelo de los que son pobres material y espiritualmente.
2°
Da fortaleza a los penitentes.
3°
Visita a los cautivos y les da la libertad.
4°
Da luz a los que están en tinieblas.
5°
Levanta a los oprimidos.
6°
Impulsa a los cobardes, los instruye y les promete una recompensa eterna.
Los
que amamos al Espíritu Santo y deseamos su reinado, queremos continuar la
misión de Jesús.
ORACIÓN
Divino
Espíritu, que nos diste en Jesús todos los bienes y la esperanza de redención,
¿cómo te pagaré tal favor?
¡De
nada nos hubiera servido nacer si no hubiéramos sido redimidos por ti, Espíritu
Santo, en Jesucristo Nuestro Señor!
¡Dime,
Espíritu Santo, cómo he de corresponder en mi pequeñez a tu misericordia al darme
a Jesús, perfecto modelo de tu caridad divina!
¡María,
Madre de Jesús y Madre mía, alcánzame esta gracia!
Amén.
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