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Congregación Cuerpo y Sangre de Cristo

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jueves, 4 de mayo de 2017

PREPARACIÓN PARA PENTECOSTES 04 DE MAYO DE 2017

EL ESPÍRITU SANTO DESCIENDE SOBRE JESÚS EN FORMA DE PALOMA
Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22; Jn 1,32



I

Desde el instante de su Encarnación, recibió Jesús al Espíritu Santo, la plenitud de la gracia. Cuando se dice "que descendió": "Y descendió el Espíritu Santo" Mt 3, 16, es para marcar una nueva acción, una singular manifestación de su complacencia en Jesús, al presentarse sensiblemente en el Jordán sobre la cabeza del Mesías en forma de Paloma, mientras que la voz del Divino Padre le proclamaba: "Éste es mi Hijo muy amado en quien me complazco" Mt 3, 17.
El Espíritu Santo también desciende, baja -¡y cuánto!- siempre que Dios viene a sus criaturas.
Bajó Jesús en la Encarnación, baja en la Eucaristía. ¡Sí, en la Comunión desciende al corazón del hombre y llega hasta los límites del anonadamiento!
Y cuánto agrada a Jesús bajar para enseñarnos a no subir. ¿Cuándo entenderemos que humillarnos con Él y como Él, por inspiración del Espíritu Santo, es caminar a la verdadera grandeza, a la sublime grandeza de la Cruz?
¡Contemplemos aquel cuadro!: Jesús, dentro del Jordán, con la cabeza inclinada; Juan Bautista, vertiendo el agua, admirado del anonadamiento del Salvador; una Paloma con las alas extendidas en forma de cruz; en torno, la multitud atónita al escuchar la voz del Padre que decía: "Éste es mi Hijo muy amado" Mt 3, 17; amado con el amor del ¡Espíritu Santo y amado por el mismo Espíritu Santo, la Persona del Amor!

II

Dice Hugo de San Caro: "El Espíritu Santo que desciende, opera siete maravillas:
Renueva el espíritu: ..Envía tu Espíritu y renovarás la faz de la tierra" Sal 104, 30
Da la verdadera libertad del alma: ..Donde está el Espíritu de Dios, ahí está la libertad" 2 Co 3, 17.
Ayuda al débil; y ciertamente: "el Espíritu divino viene en auxilio de nuestra debilidad". Rm 8, 26
Reconcilia con Dios: "Y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos". Col 1, 20
Inspira el sacrificio en el alma enamorada: "El Espíritu Santo pide por nosotros con gemidos inenarrables". Rm 8, 26
Lleva al cielo, al descanso eterno y eleva el alma a deseos sobrenaturales: "¿Quién me dará alas como de paloma?". Sal 55, 7
Purifica el corazón: "Crea en mí, Señor, un corazón puro". Sal 51, 12
Gocémonos en estas maravillas que realiza el Espíritu Santo en las almas de buena voluntad.

III

El Espíritu Santo descendió, en el bautismo de Jesús, como Paloma; en el Tabor, como Nube; y más tarde, en el Cenáculo sobre los Apóstoles, como lenguas de fuego.
Sobre Jesús descendió en forma de Paloma y de Nube, porque él era todo inocencia, pureza, sencillez; todo bondad, luz y gracia, sin imperfección posible.
La Paloma, imagen del Espíritu Santo, nos invita a poner nuestro nido en lo alto, en la Roca Jesús, en la "Piedra angular Cristo". Ef 2, 20 "Sed como la paloma que hace su nido en el agujero de una piedra". Jr 48, 28
A elevarnos a la contemplación, que es gracia para todos: "¡Quién me diera alas como a la paloma para volar y descansar! Sal 55, 7
¡Descansaremos en Dios, bajo la íntima acción del Espíritu Santo! ¿Y qué más se podría desear en la tierra y en el cielo, sino el descanso amoroso que sólo puede darme el Divino Espíritu?
Jesús dijo: "Las raposas tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, y el Hijo del hombre no tiene donde reposar su cabeza". Mt 8, 20  Seamos pobres: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Mt 5, 3
Tengamos unión y concordia con todos, porque "somos hijos de un mismo Padre que está en los cielos" Mt 5, 45, vamos por el mismo camino de espinas y esperamos los mismos goces en la patria celestial. Caminemos juntos hacia Dios, al impulso del Espíritu Santo, y prestémonos ayuda y servicios mutuos.


ORACIÓN

¡Oh Santo Espíritu que nunca abandonas al hombre, ven a sellar mi corazón, márcame como cosa tuya! "Dios, que nos ungió, también nos selló y nos dio la prenda del Espíritu Santo en nuestros corazones". 2 Co 1, 21
¡Ven a cubrirme con tus alas, "¡Espíritu de sabiduría y entendimiento, Espíritu de consejo y fortaleza, Espíritu de ciencia y de piedad, Espíritu de temor de Dios!". Is 11, 2
Dame tus dones; haz que penetren hasta lo más íntimo de mi alma, porque quiero poseerte, e imitar a Jesús en todas sus virtudes.
¡Virgen santa, alcánzame ese manantial fecundo, para calmar mi sed!
Amén.



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