EL ESPÍRITU SANTO DESCANSÓ EN JESÚS DURANTE SU VIDA APOSTÓLICA
Mt 12,18
I
Se
cumplió lo que fue dicho por el profeta Isaías: "Pondré mi Espíritu sobre Él... mi Amado". Is 42, 1
Promete
el Padre poner el Espíritu Santo sobre Jesús “para que anuncie la justicia a las naciones”. Jesús a su paso por la tierra, enseñó la Buena
Nueva. Llamó bienaventurados a los pobres, a los perseguidos les prometió el
cielo... Dio consuelo a los que lloran; prometió saciar a los hambrientos de
bienes inmortales... manifestó que su Espíritu es opuesto al espíritu del
mundo...
Las
multitudes se gozaban escuchando esta doctrina salvadora. ¿Y yo, qué frutos
saco de esto?
Justicia
es que Dios sea honrado y se cumpla en mí la divina voluntad; desaparecer para que
Él aparezca y empequeñecerme para que Él crezca en los demás; perdonar de
corazón a mis
enemigos; estar dispuesto a todos los sacrificios en bien de mis hermanos;
mirar como propias las penas ajenas; y si quiero ver a Dios en el cielo, cuando
empañe el cristal de mi alma lavarlo con el sacramento de la reconciliación.
II
Es
necesaria la gracia del Espíritu Santo
para hacer el bien a los demás, pues sólo él puede romper las cadenas del
pecado, haciendo en ellos una nueva creación. "Crea en mí un corazón limpio" Sal 51, 12. Jesús, en
nombre y por la virtud del Espíritu Santo, arrojaba a los demonios y hacía
prodigios de conversión y transmitió este poder a sus Apóstoles: "Sopló sobre ellos, diciendo:
"¡Recibid el Espíritu Santo!''. Jn 20, 22
Sólo
por el Espíritu Santo se conoce al Padre y al Verbo divino; todo lo bueno que hacemos
es por su inspiración y gracia.
Si
clamamos al Padre, si le amamos, es por la gracia del Espíritu Santo; si amamos
a Jesús y le servimos en los hermanos; si nos unimos a la voluntad de Dios, si
nos inflama el celo por su gloria es por impulso del mismo Espíritu de amor.
Sentimos
generalmente al Espíritu Santo muy alejado de nosotros, elevado por encima de
todas las cosas. y es la Persona divina más cercana a nosotros, nos impregna de
sí mismo, nos llama, nos cobija, nos hace sus templos vivos, nos ayuda y
ampara, nos defiende de los enemigos y, en una palabra, está más cerca de
nosotros que nosotros mismos.
Si
somos pobres, es porque no acudimos a él; si estamos tristes, es porque no
vamos al que es el mismo gozo.
Renovemos
nuestra vida hoy, decididos a ser apóstoles del Espíritu de amor y de santidad. Pidámosle por intercesión de
María, la plenitud de sus dones y de sus frutos; para prepararle en nuestros
corazones una morada en que repose y se comunique con nosotros para siempre.
III
El
Espíritu Santo quiere descansar... ofrezcámosle nuestro corazón.
Purifiquemos
nuestro corazón y seamos dóciles a sus inspiraciones para que venga a nosotros
con sus cinco grados de comunicación.
1°
Vendrá con toques delicados e
íntimos que nos llevarán a Dios.
2°
Vendrá con sus descansos que
comunican gozo celestial.
3°
Vendrá con sus reposos que desligan
de las cosas de la tierra.
4°
Vendrá con su posesión, que
transforma y hace que le pertenezcamos por completo.
5°
Vendrá a consumar la unión: grado
altísimo de dos amores en uno, de dos voluntades en una sola, viviendo para
gloria de Dios y salvación de la humanidad.
Esto
es llevar al Espíritu Santo consigo, ser sus apóstoles y darle mucha gloria, "en espíritu y en verdad".
ORACIÓN
¡Espíritu
Santo. Descanso y Reposo, Unidad por esencia, eres el Gozo consumado de Dios,
toma posesión absoluta de todos mis afectos y sentimientos; simplifica mis
quereres, confortándome con tu dicha perdurable.
María,
criatura la más enamorada del Espíritu Santo, muestra que eres mi Madre, supliendo las pobrezas de mi amor y
dándome al Espíritu Santo, fuego de caridad para amar con él al Padre y a Jesús
redentor.
Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.