EL ESPÍRITU SANTO Y EL
NACIMIENTO DE JESÚS
Lc
2,6-14
I
El
Hijo enviado por el Padre y encarnado por obra del Espíritu Santo, nació en Belén, vino al mundo para darnos el
Espíritu que del Padre y de El procede, vino a darlo a conocer, a ofrecernos su
reinado, sus consuelos y a darnos una Madre en María.
¡Cuánto
se gozaría el Espíritu de Amor contemplando aquel Niño que era su propio reflejo!,
¡a quien llenó de carismas, gracias, dones y virtudes!
II
Las
buenas inspiraciones nos vienen siempre por
el Espíritu Santo. Ya lo hemos visto inspirando a Zacarías y a Isabel, y
sobre todo a María en el sublime cántico: "Magníficat". Ahora le
veremos en el nacimiento de Jesús inspirar a los ángeles, a los pastores y a
los Reyes magos para que acudan a adorar al Niño que nació de María y que fue
concebido por obra y gracia suya.
"Se les presentó (a los
pastores) el ángel del Señor, y su gloria los envolvió en su luz y se llenaron
de temor. El ángel les dijo: "No temáis, les anuncio una gran alegría, que
lo será para todo el pueblo: ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador,
que es el Cristo Señor; y esto les servirá de señal: encontraréis un niño
envuelto en pañales y acostado en un pesebre". Y de pronto se juntó con el
ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo.
"Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes
se complace". Lc 2, 9-14
El
Espíritu Santo ponía en ellos esas alabanzas y los llenaba de regocijo, porque "Dios oculta sus misterios a los sabios
y se complace en revelarlos a los humildes e ignorantes". Lc 10, 21. ¿Qué
fruto debo sacar de aquí?
III
¡Qué
estrecha unión la del Espíritu Santo con Jesús! El nacimiento del Hombre-Dios
da gloria al Espíritu Santo, porque a Él y a María se debió su nacimiento.
El
primer hombre que recibió en su corazón plenamente
al Espíritu Santo es el Dios-Hombre: Jesús. ¡Con cuánta verdad diría el
Espíritu Divino: "Mi delicia es
estar con los hijos de los hombres" Pr 8, 31. es decir, con Jesús,
María y José, y con las almas humildes congregadas alrededor de aquel pequeño
grupo.
"Vamos
a Belén -dijeron los pastores llenos de regocijo-. Y fueron a toda prisa –porque el Espíritu Santo impulsa y activa- y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en el pesebre. Al verlo dieron a conocer lo que les habían dicho
acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los
pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las
meditaba en su corazón" Lc 2, 15-19, viviendo en íntima comunicación
con las tres divinas Personas.
ORACIÓN
Dame
tu corazón, Virgen santa, para saber agradecer el don del cielo: Jesús; en
quien recibimos al "Espíritu Santo
que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! Ga 4, 6
Dios,
en su infinita misericordia, establece con nosotros relaciones de familia:
¡somos de la raza de Jesús y de María!, ¿Y a quién debemos este beneficio sino
a ti, Espíritu Santo mío?
¡Y
digo, mío, lleno de alegría, porque Dios te ha dado a mí para hacerme feliz!
Desde mi bautismo me poseíste, ¡fui tuyo y tú mío!
Desde
hoy quiero amar al Padre y al Hijo con tu mismo Amor.
Amén.
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