EL ESPÍRITU SANTO Y EL
"MAGNIFICAT"
Lc
1,46-55
I
El
pensamiento continuo y la habitual ocupación de María eran amar y adorar a Dios
con todo el ardor y agradecimiento de su Corazón; por eso, su primer impulso
fue “engrandecer, alabar al Señor";
y su espíritu voló a Dios...
El
canto del "Magnificat" fue la expresión del estado permanente del
alma de María: amar, bendecir y dar
gracias a Dios fue su vida, aun
en medio de los dolores más acerbos.
II
María
lleva consigo a Jesús por el Espíritu Santo, pero calla el misterio y se limita
a saludar a Isabel, sin embargo, eso bastó, y María, templo vivo del Espíritu
Santo, se lo comunica a su prima como un soplo, al simple sonido de su voz; y
el Espíritu divino, inspirando a Isabel, descubre el inefable misterio…
María,
al ver descubierto su secreto, prorrumpe inspirada por el Espíritu Santo: "Todas las generaciones me llamarán dichosa".
Lc 1, 48. María proclama el
"Magnificat" al impulso del Espíritu Santo. Y Jesús, desde el corazón
de su Madre santísima, se une a esta alabanza.
Y
yo, ¿vivo como María en gratitud y alabanza constante? ¿Cómo le agradezco al
Padre que me da a su propio Hijo en la Eucaristía? ¿De qué modo correspondo al
Espíritu Santo por sus predilecciones de amor? ¿Y a Jesús, que me alimenta con
su Cuerpo, su Sangre y su divinidad?
¿Proclamo
el "Magnificat" con María, al impulso del Espíritu, con amor, humildad, gratitud y esperanza?
III
María
ha recibido más gracias que ninguna otra criatura. Por eso proclama, movida por
el impulso interior del Espíritu Santo,
el "Magnificat". A voces glorifica a Dios convidando a toda la
humanidad y bendice la bondad del Señor: "Porque
puso sus ojos en su humilde sierva. Aquel cuyo Nombre es infinitamente
santo". Lc 1, 48.49
Al
pregonar María las maravillas de Dios, nos da a conocer, con humildad, sus grandezas, pues la humildad no
consiste en callarlas, sino en publicarlas como testimonio del poder y
misericordia de Dios en Ella. ¡Admirable es María que, sabiendo expresarlas, también
sabe "guardar tantas cosas en su
corazón". Lc 2, 19. 51
El
Espíritu Divino, que en estos momentos irradia en mí, que me comunica el ansia
de amarle, de cambiar mi tibieza en fuego, de romper las cadenas que me impiden
una vida santa y sacrificada, con esto me prueba que su "misericordia se extiende a todos los que le temen con amor".
Lc 1, 50
ORACIÓN
¡María, Hija del Padre, madre del Verbo,
esposa del Espíritu Santo, dame tus labios y tu Corazón para saber sentir y manifestar
mi agradecimiento por sus infinitas bondades al que es AMOR!
;Quiero
alabar y publicar tus maravillas, Espíritu Santo, la Iglesia te llama "VIVIFICADOR"
porque nos devuelves la salud, nos confortas y reanimas, curas nuestras llagas
y creas en nosotros una nueva vida!
Virgen
santa, ruega al Espíritu Santo que venga a nosotros, que nos haga suyos; que penetre
en nuestro corazón para jamás ofenderle, y para probarle nuestra gratitud con
una vida sacrificada en su honor.
Dile
que "extienda su misericordia y el
brazo de su poder de generación en generación" Lc 1, 50, sobre todos
los míos; que nos infunda la humildad verdadera, que no se turba con los favores
y que es ensalzada por el mismo Dios.
Amén.
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