Porque
el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a
contratar obreros para trabajar en su viña.
Trató
con ellos un denario por día y los envió a su viña.
Volvió
a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo:
'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.
Y
ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo
mismo.
Al
caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo
se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.
Ellos
les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también
ustedes a mi viña'.
Al
terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los
obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los
primeros'.
Fueron
entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un
denario.
Llegaron
después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron
igualmente un denario.
Y
al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: 'Estos últimos
trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que
hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
El
propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no
habíamos tratado en un denario?
Toma
lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a
ti.
¿No
tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que
yo sea bueno?'.
Así,
los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos»
V.
Palabra del Señor
R.
Gloria a ti, señor Jesús
Leer el comentario del
Evangelio por
Autor anónimo, siglo IX, Italia Homilía
para la Septuagésima, 4-7; SC 161, pag 173
“Id también
vosotros a mi viña.”
Queridos
míos, perseverad en las buenas obras que habéis comenzado.... Hombres
desdichados sirven a un rey terreno con peligro de sus vidas y mediante enormes
dificultades para un beneficio pasajero. ¿Por qué no serviréis vosotros al rey
del cielo para obtener la bienaventuranza del Reino? Ya que, por la fe, el
Señor os ha llamado a su viña, es decir, a la unidad de la Iglesia santa
¡vivid, comportaos de tal manera que, gracias a la generosidad de Dios,
recibáis la moneda de plata que es la felicidad del Reino de los cielos.
Que
nadie desespere a causa de la gravedad de sus pecados. No diga: numerosos son
los pecados que he cometido hasta la vejez y extrema vejez, ya no podré obtener
el perdón, sobre todo porque no es que yo haya dejado de pecar sino que los
pecados me han abandonado a mí. Que este tal no desespere para nada de la
misericordia divina, porque unos son llamados a la viña de Dios a la primera
hora, otros a la tercera, otros a la sexta, otros a la novena, otros a la
postrera. Es decir: unos son conducidos al servicio de Dios en la infancia,
otros en la adolescencia, otros en la juventud, otros en la vejez, otros en la
extrema vejez.
Que
nadie, pues, sea cual fuera su edad, desespere si quiere convertirse a
Dios...Trabajad fielmente en la viña de la Iglesia para recibir el salario de
felicidad eterna y reinar con Cristo por los siglos de los siglos.
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